El término introducción
El
término introducción proviene del verbo introducir, lo cual significa que, dentro de un conjunto, el
apartado que lleva ese nombre será el encargado de
introducir o adentrar al lector en el tema y objetivo del proyecto. Este apartado puede existir con los nombres de
prefacio, preliminar o prólogo, aunque no sean exactamente sinónimos. En todos los casos su función
es ofrecerle al lector toda aquella información, conceptos, datos contextuales, aclaratorias o
marco general de la cuestión que pueda hacerle falta para ingresar con buen pie
en el tema tratado. Dicho de otro modo, hablamos del primer contacto del lector
con el trabajo escrito, por lo que será su punto de partida en la materia.
Toda
introducción debe adecuarse al espíritu de la investigación que antecede y de
la que forma parte, o sea, debe ser al mismo tiempo el momento inicial del texto (sea libro, ensayo, monografía, etc.) y un
capítulo aparte. En él se habla del resto del trabajo, se adelanta información
relevante, se advierten posibles debilidades, o simplemente se explican las motivaciones detrás
del proyecto.
Por lo tanto,
no existe un conjunto único o universal de puntos o temas que correspondan a
todas las introducciones, ni un único modo de enfocarlas. Pueden ser escritas
desde la perspectiva del autor, incluso en primera persona del singular (yo) o
del plural (nosotros), o bien adherir a un tono más desapegado y formal, en
tercera persona impersonal (“se hizo”, “se intentó”).
¿Cómo se hace la introducción de un proyecto?
Lo ideal a la
hora de escribir una introducción es hacerse preguntas respecto al proyecto, y
luego tratar de responderlas de la manera más didáctica posible. Por ejemplo:
·
¿En qué contexto aparece el proyecto? ¿En qué tradición se
inscribe?
·
¿Qué lo motiva? ¿De dónde
salió la idea?
·
¿Qué experiencias previas
hubo, si las hubo?
·
¿Qué objetivos se
propone el proyecto y por qué son importantes?
·
¿Qué importancia tiene
el tema del proyecto en el mundo de hoy?
Una vez
formuladas las preguntas adecuadas, el siguiente paso será organizarlas de lo
más general a lo más específico, o bien de acuerdo a un criterio que nos
resulte atractivo y que permita componer un texto útil para el lector.
El reto estará
en hacer un texto fluido, que no avance a los trompicones, ni sea esquemático.
No es mala idea ayudarse con subtítulos que lo dividan en los temas principales
a tocar: “antecedentes”, “objetivos”, “importancia de la investigación”, etc.
Una última cosa
a considerar es que la introducción de un proyecto es siempre lo último que se redacta,
ya que es necesario contar con una visión de conjunto del mismo, desde el
principio hasta el final.
https://concepto.de/introduccion-de-un-proyecto/
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